miércoles, 2 de septiembre de 2009

schvarstein LA Psicología social de las Organizaciones und 1 y 2

LA PSICOLOGIA SOCIAL DE LAS ORGANIZACIONES (1)

Autores: Leonardo Schvarstein

OBJETO DE LA PRESENTACION

Me propongo caracterizar el rol del psicólogo trabajando en organizaciones desde el marco referencial de la Psicología Social de E. Pichon Riviere y desde el marco del Análisis Organizacional que he desarrollado personalmente.

Para ello deberé definir primeramente la Psicología Social de las Organizaciones y consideraré sus aspectos epistemológicos, ontológicos, metodológicos, axiológicos y teleológicos.

Posteriormente, abordaré el rol del psicólogo en el campo de las organizaciones desde esta perspectiva, utilizando el marco teórico de Pierre Bourdieu.

Finalmente, sugeriré un programa de formación de postgrado para los psicólogos que quieran trabajar en organizaciones utilizando los conceptos del esquema conceptual, referencial y operativo (ECRO) que aquí presento.

DEFINICION DE LA PSICOLOGIA SOCIAL DE LAS ORGANIZACIONES.

Obviamente, caracterizar a la Psicología Social de las Organizaciones exige definir previamente a la Psicología Social. Ello significa, en principio, reconocer la existencia de muchas psicologías sociales, entre ellas las del interaccionalismo simbólico (G.H.Mead, Blumer), las de la influencia social (Asch, Mugny, Moscovici), las antropológicas y etnometodológicas (Goffman, Garfinkel), las grupalistas (Lewin, Bion, Anzieu), las conductistas (Allport, Skinner), las psicoanalíticas (Freud, Pichon Riviere, Kaës), las gestalticas (Heider, Newcomb), las institucionalistas (Foucault, Castoriadis), las sistémicas (Watzlawick, Minuchim, Slutzky).

Esta extensa e incompleta enumeración señala la coexistencia de enfoques muy diversos que reconocen, no obstante, la existencia de una problemática común, la de la interacción. Podría decirse en efecto, desde esta perspectiva, que la psicología social es la disciplina que se ocupa del estudio de la interacción humana.

Entre todas estas opciones, elijo para mi desarrollo el marco conceptual de la psicología social de E. Pichon Riviere. Sustentada tanto en el psicoanálisis de Freud y M. Klein como en el materialismo dialéctico de K. Marx y F. Engels, puede afirmarse que es, de todos los enfoques, uno de los que más pone de manifiesto la contradicción dialéctica que la disciplina intenta resolver: la que existe entre individuo y sociedad. Esto queda expresado en una de las definiciones que proporciona el autor: "la psicología social como disciplina aborda la relación entre estructura social y configuración del mundo interno del sujeto, y su indagación se centra en la interacción" (Pichon Riviere, 1970).

La Psicología Social de Pichon Riviere aporta tres concepciones fundamentales, articuladas en torno a una concepción de salud entendida como adaptación activa a la realidad:

la de sujeto: producido y productor, emergente de una trama de relaciones sociales, forjado en la relación dialéctica entre necesidad y satisfacción;

 

(1) Conferencia dictada en el I Congreso Norte Nordeste de Psicología. Salvador , Bahía Brasil. 1999

 

 

la de vínculo: estructura compleja (a cuatro vías) que incluye un sujeto, un objeto, su mutua interrelación a través de procesos de comunicación y aprendizaje;

la de grupo: conjunto restringido de personas que, ligadas por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna, se proponen en forma explícita e implícita una tarea que constituye su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles.

Así comprendida, la psicología social es pertinente para abordar las interacciones entre sujetos en ámbitos grupales, organizacionales y comunitarios. En particular, en el ámbito de las organizaciones, resulta sumamente útil para comprender y operar sobre la conducta de los sujetos en el marco de sus organigramas, sus normas y procedimientos, sus sistemas y su cultura, de sus procesos de adjudicación y asunción de roles, de planificación y de control, de gestión participativa, de resolución de conflictos en el marco de las relaciones instituidas de poder y autoridad, de sus cambios y transformaciones. Hacer psicología social en el ámbito de las organizaciones es pensar en los sujetos producidos por ellas y productores de ellas, en el marco de sus estructuras y sus procesos.

¿Qué significa entonces psicología social de las organizaciones ?

Recurro nuevamente a otra definición de Pichon Riviere, que dice que "la psicología social es la ciencia de las interacciones orientada a un cambio social planificado". Siendo esto así, preciso es reconocer que dicho cambio no puede sino ocurrir en el marco de las organizaciones y las instituciones de la comunidad. Ello requiere, como lo propone Ana Quiroga "investigar en su estructura y función las distintas unidades interaccionales que operan como mediaciones entre las relaciones sociales " (Quiroga, 1986).

Esto significa que debe pensarse en las organizaciones y en sus efectos sobre los sujetos, en el marco de un criterio de "salud" específico para ellas constituido por el concepto de eficacia. La psicología social de las organizaciones constituye entonces una metáfora a través de la cual se expresa la necesidad de caracterizar a las organizaciones como dominios de interacciones específicas. Supone un ECRO (esquema conceptual, referencial y operativo) que contenga explícitamente una representación del ámbito organizacional. Debe articular y caracterizar en sus interacciones a los conceptos de sujeto y de grupo con los de

organización: definida, por ejemplo, como "disposición de relaciones entre componentes o individuos que produce una unidad compleja o sistema, dotado de cualidades desconocidas en el nivel de los componentes o individuos (…) que asegura solidaridad y solidez a estas uniones, una cierta posibilidad de duración a pesar de las perturbaciones aleatorias" (Morin, 1981);

institución: "cuerpos normativos jurídico – culturales compuestos de ideas, valores, creencias, leyes, que determinan las formas de intercambio social (…); nivel de la realidad social que define cuanto está establecido" (Lapassade, 1985).

Si la psicología social se caracteriza genéricamente por tratar de resolver la contradicción dialéctica que existe entre individuo y sociedad (desde la perspectiva del sujeto), la metáfora de la psicología social de las organizaciones (entendida desde la organización hacia el sujeto) constituye un aporte para abordar más específicamente la relación dialéctica organización – individuo. Así entendida, ayuda a resolver las tensiones que existen para propender simultáneamente a la eficacia de la organización y a la adaptación activa a la realidad de sus miembros.

CUESTIONES PROBLEMATICAS DE LA PSICOLOGIA SOCIAL DE LAS ORGANIZACIONES.

Entendida como metáfora, la psicología social de la organizaciones presenta algunas cuestiones problemáticas que pueden vislumbrarse a partir de las siguientes preguntas:

¿ Qué relación se establece entre las distintas disciplinas que abordan el tema de las organizaciones y las distintas profesiones que operan en ellas ?

¿ Existen diversas concepciones de lo que una organización es, y, en tal caso, cómo determinan estas concepciones distintos enfoques de la psicología social de las organizaciones ?

¿ Cómo se opera en las organizaciones desde esta perspectiva ? ¿ Hay alguna metodología específica ?

¿ Cuáles son los valores que sustentan la disciplina y orientan su práctica ?

¿ Cuál es la finalidad de una psicología social de las organizaciones ? ¿ Varía esta finalidad con los distintos enfoques teóricos y prácticos de la psicología social en general ?

Cada una de estas preguntas alude a distintos aspectos a los que me referiré a continuación. Dada la brevedad de esta presentación, me limitaré solamente a enunciar las cuestiones básicas, remitiendo al lector a la bibliografía indicada para mayores consideraciones.

3.1. Aspectos epistemológicos.

Siendo la epistemología aquella rama de la filosofía que se ocupa del conocimiento, surgen desde ella en relación a la psicología social de las organizaciones por lo menos tres cuestiones básicas.

La caracterización de la disciplina en sí misma, que he abordado sucintamente en la sección anterior, y de los paradigmas que la sustentan (objetivista, subjetivista / constructivista).

El abordaje de las cuestiones interdisciplinarias, dado que al ubicarse la psicología social en el cruce de al menos dos disciplinas (la psicología y la sociología), resulta ineludible entender los puntos de encuentro y cooperación entre ellas, así como las tensiones que surgen de su coexistencia en el campo de análisis y de intervención.

La inclusión del observador / operador en el fenómeno que observa o sobre el cual opera, hecho que da lugar al fenómeno de su implicación en el campo (Lourau, 1972) y los efectos que de tal implicación resultan, entre ellos, la resignación de toda pretensión de objetividad.

3.2. Aspectos ontológicos.

La ontología aborda la determinación de aquello en lo cual los entes consisten, y se ocupa de las esencias antes que de las existencias. Desde esta perspectiva, surgen las siguientes cuestiones básicas.

La necesidad de contar con uno o más modelos que representen la organización, y de reconocer (desde un punto de vista epistemológico en realidad), la distinción entre modelos descriptivos, explicativos y operacionales. En mi caso, me manejo con el modelo de identidad de las organizaciones (Etkin y Schvarstein, 1989), cuyas raíces conceptuales resultan enteramente congruentes con las de la psicología social de Pichon Riviere. Particularmente útiles para la identificación y comprensión de los distintos modelos de organización, resulta el análisis de las distintas metáforas con que se alude a ella (máquina, organismo, prisión psíquica, texto, etc.) (Morgan, 1986).

Las nociones de estructura (eso) y proceso (lo que conduce a eso) llevadas al ámbito específico de las organizaciones y ubicadas en el marco de los modelos elegidos.

La caracterización de los procesos básicos de la organización (comunicación, planificación, administración, control, aprendizaje) y las nociones elementales asociados a ellos (conflicto, poder y autoridad, cambio).

El concepto de niveles de recursividad, que implica la presencia del todo en cada parte y la "repetición de las mismas magnitudes ubicadas a niveles diferentes de una misma jerarquía" (Greimas y Courtes, 1979). Al considerar a las organizaciones como unidades compuestas (o sea que se les reconocen partes componentes), es necesario poder identificar el nivel focal de análisis o intervención, y su relación con el resto de los niveles de la organización. Estas distinciones tendrán consecuencias en el plano metodológico.

En relación a lo anterior, los conceptos de atravesamiento (Lapassade, 1985), que da cuenta de la sobredeterminación del todo hacia las partes, y de transversalidad (Guattari, 1976), que permite entender cómo cada parte puede, potencialmente, modificar el todo.

La ética de la organización, entendida desde sus aspectos estructurales (localización del ethos de la organización) y dinámicos (origen y transformaciones de dicho ethos)

3.3. Aspectos metodológicos.

Todo dispositivo analizador para la observación e intervención en organizaciones construye las reglas del juego y opera como instancia de mediatización en la relación entre el operador y la organización. Debe estar sustentado en una metodología congruente con el marco teórico que se utiliza, y en base a ello podemos hacer las siguientes consideraciones.

El método dialéctico de análisis de las contradicciones constituye el soporte metodológico principal de las intervenciones estructuradas desde la psicología social de Pichon Riviere, sustentada como ya vimos en el materialismo dialéctico.

Al mismo tiempo, la base psicoanalítica de este marco conceptual prescribe el trabajo sobre los aspectos implícitos o latentes que subyacen bajo las estructuras y las configuraciones grupales manifiestas.

El grupo es, para esta psicología social, el ámbito privilegiado para el abordaje de estas cuestiones, y la técnica de grupo operativo es la herramienta específica a utilizar, siempre y cuando estén dadas las condiciones para poder utilizarla.

Los distintos tipos de agrupamientos posibles marcan diferencias entre distintos dispositivos, y los modos de operar con ellos son también diversos. Una distinción es la que se establece entre clases institucionales (cortes horizontales de la organización) y familias organizacionales (agrupamientos verticales por función o división) (Mendel, 1981).

Otras herramientas de observación e intervención son el relevamiento y análisis documental, las encuestas, las observaciones en el campo, las entrevistas, las asambleas.

Una distinción importante en la construcción del dispositivo de observación e intervención es la que existe entre el encargo (expresión de las necesidades del grupo gestor dentro de la organización cliente) y la demanda (extensión del análisis de las necesidades al conjunto de los miembros de la organización). El análisis institucional como metodología prescribe el pasaje del encargo a la demanda como uno de los momentos de su operación (Lapassade y Lourau, 1971).

La cuestión de la territorialidad de la operación es importante, sobre todo si se tiene en cuenta que se opera en el marco de relaciones de poder y autoridad.

Si la implicación del operador constituye uno de los aspectos epistemológicos relevantes a tener en cuenta, el análisis de esta implicación debe estar explícitamente incluido en el dispositivo de la operación. Metodológicamente, este análisis debe proveer al operador un espacio de extraterritorialidad semejante al que se constituye en el psicoanálisis para el análisis de la contratransferencia.

 

3.4. Aspectos axiológicos.

La psicología social de Pichon Riviere está sustentada por postulados axiológicos que deben regir para la operación en las organizaciones como en cualquier otro ámbito. Esto significa sostener

la autonomía de los sujetos, cuya entidad como tales, más allá de los roles que desempeñan, trasciende los límites de la organización;

la coherencia e integración entre el pensar, el sentir y el hacer;

la necesidad como fundamento motivacional del vínculo, y la cooperación entre todos los participantes para la satisfacción de sus necesidades;

la diversidad en todos sus aspectos (social, cultural, étnica, religiosa, ideológica) y la heterogeneidad como criterio de agrupamiento;

el conflicto considerado como oportunidad y como motor de la organización, en el sentido positivo de promoción de alternativas superadoras y de nuevos aprendizajes.

El sostén de estos valores está en íntima relación con la finalidad de la práctica, y esto es lo que paso a considerar en el punto que sigue.

3.5. Aspectos teleológicos.

La teleología es la rama de la filosofía que estudia las causas finales de las cosas. La finalidad de una operación construida desde la psicología social de Pichon Riviere no puede desprenderse del sujeto, y tal como él lo señaló, debe estar

guiada por el interés por la persona;

orientada al desarrollo pleno de la existencia humana;

acompañando a los sujetos en el reconocimiento de sus necesidades y en la posibilidad de darse una organización para satisfacerlas;

al servicio de la conciencia crítica y y de la promoción de la salud.

Este último punto, el de la promoción de la salud, con su correspondiente criterio de adaptación activa a la realidad del sujeto, debe contextualizarse cuando se trata de una operación en el ámbito de las organizaciones, ya que allí coexisten también otras preocupaciones, y otras finalidades que orientan a su vez otro tipo de intervenciones. En particular me interesa relacionar esta caracterización teleológica con el análisis organizacional, que es el ECRO desde el cual estructuro muchas de mis intervenciones, y al que defino como el dominio de las intervenciones en las organizaciones sociales que realizan el análisis sistemático de sus contradicciones con el propósito de favorecer el logro de la eficacia (Schvarstein, 1998).

Esta definición pone de manifiesto que el desarrollo de la conciencia crítica y la promoción de la salud de los sujetos deben concebirse, en las organizaciones, en relación con, y en el marco de, el logro de su eficacia. De aquí surge una tensión, que se manifiesta a través de la existencia de relaciones simultáneamente complementarias y antagónicas entre el individuo y la organización. Ello significa que, situacionalmente y particularmente, la promoción de la salud de una o más personas puede ir en contra del logro de la eficacia de la organización, y que ello condicionará el trabajo desde la psicología social. De aquí se desprenden cuestiones obviamente relacionadas con la ética del operador.

EL ROL DEL PSICOLOGO EN RELACION A LA PSICOLOGIA SOCIAL DE LAS ORGANIZACIONES.

Ya hemos visto que la psicología social de las organizaciones posee un carácter esencialmente interdisciplinario, lo cual significa que las operaciones estructuradas con este ECRO pondrán en relación a los psicólogos con sociólogos, ingenieros, administradores, abogados, trabajadores sociales, abogados, etc. No hay ninguna disciplina que pueda arrogarse una primacía sobre las otras en términos de intervención sobre organizaciones, y cada una de ellas, desde su especificidad, contribuye a la comprensión de las otras.

El ingeniero comprende mejor a las organizaciones si entiende el punto de vista del sociólogo, el sociólogo si escucha al abogado, el abogado al psicólogo y así sucesivamente.

Ahora bien. Salvada esta cuestión interdisciplinaria desde lo epistemológico, preciso es reconocer que una operación desde la psicología social de las organizaciones se inserta en un campo configurado por un conjunto de relaciones objetivas entre posiciones históricamente definidas, estructuradas en torno a la distribución de un capital específico (económico, cultural, social, simbólico, religioso, científico, etc.) (Bourdieu, 1982).

Esto significa a su vez señalar, que en el marco de los modelos institucionales hegemónicos, la economía reina hoy día sobre las otras disciplinas y, por lo tanto, los administradores detentan una porción mayor del capital científico (o cultural según se entienda a las ciencias sociales) distribuible en el campo de las organizaciones. Cualquier tipo de intervención, sobre todo en las organizaciones con fines de lucro – pero no sólo en ellas - está sometida a la tiranía de la racionalidad económica, y la consecuencia es la entronización de los masters in business administration (MBA) en los estratos jerárquicos que poseen mayor poder de decisión.

Esta situación afecta a todo tipo de intervenciones, y en el caso del análisis organizacional tal como lo he presentado, significa resistir la presión que se ejerce desde el inicio mismo de la operación para que el concepto de eficacia quede reducido meramente al de eficiencia y vaciado de todo otro sentido.

La semántica sirve para dar cuenta de esta situación y las palabras hablan por sí mismas: las personas se transforman en "recursos" (humanos) en el mejor de los casos, "mano de obra" en el peor, y su conocimiento (expropiado) pasa a ser parte del capital intelectual de la organización.

Las consecuencias de esta situación se traducen, para quienes tienen trabajo, en grados crecientes de alienación y en la existencia de patologías sociales tales como el stress o el burnout, que son una consecuencia directa de trabajar bajo presión y con miedo a quedar excluido del sistema.

Allí aparecen generalmente los psicólogos, dentro o fuera de las organizaciones, con la misión social de "reparar" a estos enfermos para reinsertarlos en sus lugares de producción (aunque cada vez más, producto de la superabundancia de "mano de obra", es menos problemático descartar simplemente a los caídos e incorporar otros nuevos).

A este tipo de intervenciones de los psicólogos, se añaden otras más instrumentales relacionadas con la selección y el desarrollo de las personas, el favorecimiento de su compromiso y de su motivación, la aceptación y participación en procesos de cambio organizacional.

Aun desde una posición dominada, actuando para la "reparación" o para "la incorporación y desarrollo", el psicólogo obtiene su legitimidad porque posee un capital cultural (o científico ?) específico que le permite conocer el correlato interno de las vicisitudes externas por las que pasa el sujeto en la organización y operar en consecuencia.

Mi opinión consiste en que, si el psicólogo adicionara a sus conocimientos sobre los sujetos y su interacción una representación conceptual de la organización, podría incrementar su capital cultural y mejorar su posición relativa en el campo. Por más dominantes que sean ciertas posiciones (en este caso las de los administradores), las posiciones dominadas pueden siempre luchar por incrementar su poder, y para ello es necesario que aumenten su capital. Si esto se lograra, o más modestamente, si no se dejara de intentar, el psicólogo estaría en mejores condiciones de ayudar a los sujetos a marchar en la dirección de su propia salud mental..

Pienso que la psicología social de las organizaciones, tal como aquí la estoy presentando, puede contribuir a que esto suceda. Es por ello que, en la sección siguiente, presento una propuesta de formación de postgrado para psicólogos que quieran trabajar este campo.

FORMACION DE POSTGRADO EN PSICOLOGIA SOCIAL DE LAS ORGANIZACIONES PARA PSICOLOGOS.

Dadas las limitaciones en cuanto a la extensión de esta presentación, me limitaré a enumerar sucintamente los contenidos que a mi juicio debe cubrir una formación de este tipo. Quiero señalar que este programa está concebido desde la constatación, al menos en la Argentina, de que la formación de grado no proporciona a los psicólogos una representación específica del ámbito organizacional.

Módulo 1: El modelo de la Psicología Social de las Organizaciones.

Psicologías Sociales y Psicología Social de E. Pichon Riviere.
El concepto de institución. Atravesamiento y transversalidad. Modelo hegemónico.
El concepto de organización. Definiciones. Tipología de Etzioni.
El concepto de grupo. Grupo sujeto y grupo objeto.
El concepto de sujeto. Actores y personajes. Distancia de rol.

Módulo 2: Modelos de organización.

El concepto de modelo.
Modelos, paradigmas y disciplinas. Enfoques sociológicos, psicológicos, políticos, simbólicos, administrativos, tecnológicos y comunicacionales.
Las metáforas de la organización.
Ejemplos útiles: el modelo cibernético de Stafford Beer, el modelo de H. Mintzberg, los sistemas sociotécnicos, el modelo de Edgar Schein, el coordinador de Fernando Flores.

Módulo 3: El modelo de identidad de las organizaciones.

Teoría de autopoiesis.
Autonomía y heteronomía.
Organización y estructura. Invariancia y cambio.
Dialógica y dialéctica.

Módulo 4. Comunicación.

Enfoque semiótico: sistemas que comunican en la organización.
Contrato significante.
El discurso identificatorio de las organizaciones.
Distintos niveles y tipos de comunicación en las organizaciones.
Las funciones de la comunicación de Jakobson.

Módulo 5: El cambio en las organizaciones.

Las organizaciones: aparatos para no cambiar.
Conductas y valores propios de la organización.
Tipología de los cambios en organizaciones. Procesos de aprendizaje asociados.
Las teorías implícitas para la gestión de los cambios.
Las dimensiones del cambio y su tratamiento en la organización.

Módulo 6: El conflicto en las organizaciones.

La noción de conflicto. Racionalidad dominante y racionalidad pertinente.
La noción de poder.
Negociación.
Medios alternativos de resolución de conflicto en las organizaciones.
Alcances de la mediación en el ámbito de las organizaciones.

Módulo 7: Diseño de organizaciones.

El concepto de diseño. Especificación y ambigüedad.
Diseño como resolución de contradicciones.
Metodología para el diseño.
Aspectos epistemológicos, ontológicos, metodológicos, axiológicos y teleológicos del diseño.

Módulo 8. Intervención en organizaciones.

El concepto de intervención.
Intervención desde distintas disciplinas e intervención interdisciplinaria.
El análisis institucional.
El análisis organizacional.
Rol del analista y rol del "analizado".
Nuevas formas de organización y nuevas formas de intervención.

CONCLUSION.

La globalización junto con la primacía de las finanzas sobre la economía de producción, la concentración económica junto con el desempleo y la exclusión, el descrédito de la política junto con el desapoderamiento de los sindicatos, la sociedad dual junto con la retracción del Estado, tienden a anular la contradicción dialéctica individuo – organización, instituyendo un poder excesivo de esta última sobre los primeros.

Muchos son los motivos que están llevando crecientemente a los psicólogos a trabajar en el ámbito de las organizaciones. Hay quienes se acercan por vocación, quienes llegan en busca de réditos económicos y quienes acuden por razones ideológicas y humanitarias, procurando mejorar las condiciones de vida de las personas que allí trabajan.

Sea cual fuere la motivación, el psicólogo en la organización rápidamente se enfrenta con la contradicción entre la finalidad de su práctica tal como la prescribe su ética profesional y las condiciones limitantes que le opone la organización, reducida por el modelo neoliberal capitalista a la sola búsqueda de la utilidad económica (que, además, cada vez se distribuye menos). Al hombre unidimensional descripto por la filosofía de Marcuse de los sesenta le corresponde la sociedad, y por lo tanto la organización, unidimensional (eficientista) de finales del milenio.

Pero las contradicciones dialécticas no pueden ser anuladas por modelos hegemónicos y, más tarde o más temprano el equilibrio tiende a restituirse. Nuestra misión consiste en hacer que ello suceda más temprano que tarde. Debemos operar en el sentido de la restitución del equilibrio, lo cual en esta emergencia, significa actuar para favorecer la autonomía del sujeto.

En trabajos anteriores he enunciado un conjunto de políticas que, a mi juicio, propenden al logro simultáneo de la eficacia de la organización (entendida en toda su pluridimensionalidad) y de la salud de las personas que la componen. Ellas son

máxima autonomía compatible con la cohesión del todo;
plasticidad estructural;
tolerancia al error;
análisis sistemático de las contradicciones;
favorecimiento de más de una isotopía (más de un plano de significación, más de una racionalidad), y sostenimiento de buenas utopías.

No se me escapa el grado de contradicción interna de cada una de estas políticas, pero ello es congruente con el esquema conceptual desde el cual opero.

Mi presentación de la psicología social de las organizaciones, desde sus aspectos epistemológicos, ontológicos, metodológicos, axiológicos y teleológicos, se propone ayudar a la realización de estas políticas posibilitando el ejercicio de una crítica de la vida cotidiana en las organizaciones.

La satisfacción plena de los intereses emancipatorios de los sujetos seguramente constituye una utopía de los psicólogos que asisten a este congreso. Permítanme, aunque no sea psicólogo, contribuir a la realización de vuestras utopías, que son también la mías.

Pensamos a las organizaciones y empresas como un grupo humano. El desarrollo de las organizaciones y empresas requiere un enorme esfuerzo para conservar su identidad y al mismo tiempo estar abiertas a los cambios. La Psicología Organizacional ofrece  herramientas prácticas y actualizadas para ayudar a dirigir el cambio hacia la dirección que se desea y para facilitar la difusión y el sostenimiento de los valores que permitan desarrollar sentido de pertenencia y alineación en una estrategia común

 


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