miércoles, 2 de septiembre de 2009

FERNANDEZ,LIDIA

FERNÁNDEZ, Lidia M. (1994) Instituciones educativas. Buenos Aires. Paidós

2. COMPONENTES CONSTITUTIVOS DE

LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS

 

DEFINICIONES: LAS INSTITUCIONES Y LO INSTITUCIONAL

 

La literatura vinculada a los enfoques institucionales ofrece un panorama diversificado de tratamiento y definición de la clase de fenómenos que se deben incluir bajo el término "institución”. En ocasiones, la profusión de significados y connotaciones es tan amplia y ocasiona tales niveles de confusión, que algunos autores han propuesto el abandono del vocablo. Esta propuesta no ha prosperado, entonces es insoslayable comenzar cada trabajo en el área aclarando la acepción con que se presentarán y utilizarán los términos.

En su uso más antiguo, la palabra "institución" alude y refiere a normas - valor de alta significación para la vida de un determinado grupo social, fuertemente definidas y sancionadas - formalizadas en el caso de las leyes - con amplia alcance y penetración en la vida de los individuos[1].

En gran cantidad de obras e informes, el término se utiliza como sinónimo de establecimiento, definido como la concreción material y la versión singular de una norma universal abstracta[2].

Los desarrollos recientes han llamado la atención sobre dos hechos vinculados al mundo de la institución en cualquiera de sus definiciones. En ambos, se señala la existencia de las instituciones en el nivel simbólico de la vida social, a través de representaciones y diferentes cristalizaciones de significados que se transmiten explícita - en el discurso manifiesto y latente - o implícitamente - en la interacción misma -. La incorporación de estas representaciones y significados en los niveles inconscientes y su asociación con imágenes y representaciones[3] de índole primaria permiten a las instituciones sociales operar sobre la intimidad - de los individuos, ordenando su percepción y dirigiendo las atribuciones de sentido según se lo considera normal y deseable.

Las instituciones representan, por consiguiente, a aquellos custodios del orden establecido que dan al individuo la protección de una lógica con la cual organizar su mundo, de otro modo caótico y amenazante[4].

El otro aporte de interés proviene de las corrientes institucionalistas francesas[5] que han añadido el punto de vista dialéctico a la consideración de la dinámica de lo institucional, y proponen discriminar en la operación concreta de las instituciones -- como dimensiones complementarias siempre presentes - lo instituido (lo fijo, lo estable) y lo instituyente (el cuestionamiento, la crítica y la propuesta opuesta o de transformación).

Cuando el interés que orienta el empleo de los enfoques institucionales es - como en nuestro caso- intervenir en la realidad para provocar algún tipo de impacto, el foco del análisis nos lleva necesariamente de la consideración de las instituciones en sí, a la de la operación institucional.

En términos generales, las ciencias sociales y psicológicas tienden a acordar sobre la existencia de diferentes ámbitos de complejidad en todo fenómeno humano. La especificación más utilizada en este sentido es la que discrimina, en la realidad del hombre, la operación de lo individual, lo interpersonal, lo grupal, lo organizacional y lo social general.

Cada ámbito llama la atención sobre un nivel de integración y complejidad del hecho en estudio diferente de los anteriores, y advierte sobre la operación de variables que en los otros no eran evidentes[6]

El siguiente ejemplo ilustra con claridad el alcance de estas afirmaciones.

Cuando estudiamos la educación podemos observar, desde lo más circunscrito hacia lo más amplio:

- el proceso por el cual un sujeto incorpora y se discrimina de su grupo social,

- la trama de relaciones con "otros" significativos que vehiculiza esos procesos, o la estructura y funcionamiento de las matrices grupales en donde se insertan esas relaciones interpersonales y las formas como influyen sobre ellas,

• las organizaciones en donde se incluyen esos grupos y los procesos de ayuda, dirección y control que originan,

• la comunidad social que contiene la organización educativa y que le fija fines, tareas, normas y expectativas,

• la sociedad global que contiene a la comunidad, etcétera.

En cada caso nos habremos referido (en el mismo orden) a los ámbitos de análisis individual, interpersonal, grupal, organizacional, social inmediato, social amplio.

Si la observación del sujeto que aprende se circunscribe artificialmente a él, deja sin revelar multiplicidad de fenómenos. El valor de intermediario afectivo (entre él y el que enseña) que reviste el contenido y el éxito en su aprendizaje sólo se ve cuando nuestro objetivo abarca el ámbito interpersonal. La incidencia que sobre él tiene la pertenencia a un subgrupo en competencia o pacto con otros y su efecto disociador o facilitador del aprendizaje, sólo se advierten si extendemos nuestra observación al campo grupal. El modo como el aprendizaje varía y es utilizado como manera encubierta de aprobación o cuestionamiento a la autoridad de los docentes y a la existencia de la escuela, o la medida en que la fantasmática circulante inhibe la posibilidad de comprender y pensar sólo se percibe cuando ampliamos nuestra mira para abarcar el establecimiento. La forma como con su fracaso escolar el sujeto cumple el "mandato" social (inconsciente) de su grupo social que se resiste a la integración, o la medida en que su éxito estaba pronunciado por su pertenencia a una clase dirigente o marginada, sólo se advierte si ubicamos al sujeto en ámbitos sociales más amplios.

Dicho de otro modo, nos enfrentamos al desafío metodológico y conceptual de dar cuenta de hechos que sufren una clara multideterminación: la que proviene de los individuos en sus características constitucionales y aprendidas; las que origina la existencia de modelos, pautas y significados en la interacción de los grupos y las organizaciones por su dimensión situacional e histórica, y la que proviene de la realidad material en su doble carácter de condición e instrumento.

El análisis de estos hechos, en la medida en que nos vemos compelidos a encontrar relaciones de sentido, ha aportado a lo largo del tiempo información sobre ciertas recurrencias de significado. Los estudios institucionales, en particular y según las corrientes teóricas preponderantes en sus marcos referenciales, han llamado reiteradamente la atención sobre dos ejes de significación que aparecen reiteradamente en los materiales: los conjuntos de las significaciones psicoemocionales y de las significaciones políticas.

El primero está vinculado a significaciones provenientes del mundo interno de los sujetos que se activan en la interacción según sus condiciones materiales y organizacionales[7].

El segundo está relacionado con significaciones derivadas de la ubicación del sujeto en la trama relacionar de los sistemas de poder y de las peculiaridades de los sistemas mismos[8].

El avance de la investigación y la práctica encuentra lo institucional sirviendo como trama de articulación entre ambos niveles de significado.

La presencia de lo institucional - el conjunto de representaciones y concepciones que expresan la operación de las normas y la penetración de los establecimientos relevantes para los individuos - da carácter y explica (por lo menos en niveles satisfactorios) los rasgos de los movimientos grupales y organizacionales. Es posible, incluso, considerar a esta dimensión como organizadora de los significados de ambos tipos y, por consiguiente, como núcleo explicativo de los procesos de permanencia y cambio en los diferentes ámbitos mencionados.

Considerada de este modo, la dimensión de lo institucional adquiere nuevas características.

Las significaciones psicoemocionales y políticas tienden a ligarse en configuraciones -parcialmente conscientes - que resisten la expresión en los niveles manifiestos del comportamiento. La peligrosidad que para los sujetos reviste la elucidación, la expresión, la "puesta sobre tablas" de ambos tipos de significado se vincula a la operación de prohibiciones y sanciones relacionadas con la protección de estilos sociales e institucionales y con el riesgo que representa la liberación de tendencias instituyentes.

En la intimidad de todas las formas de agrupación y en la de los individuos parece existir el conflicto provocado por la tendencia a encubrir o develar las significaciones, que han sido objeto de represión psicoafectiva o sociopolítica.

Basados en los aportes de la escuela francesa, podemos decir que lo institucional - en su papel de articulador de ambos tipos de significación- es la dimensión del comportamiento humano que expresa en el nivel concreto la dialéctica de ese conflicto o, dicho de otro modo, la tensión entre las tendencias a proteger y a cambiar lo establecido.

Nos ocuparemos brevemente del modo como las instituciones se convierten en dimensión inconsciente del comportamiento de los individuos y juegan en su intimidad la dialéctica aludida.

 

EL OBJETO DE ANÁLISIS Y SU ENFOQUE

 

El análisis de un establecimiento escolar puede realizarse con diferentes propósitos. La exposición que sigue refiere a un modelo diseñado con el propósito de mejorar la comprensión de los hechos que ocurren dentro de los establecimientos y en las relaciones de ésos con su contexto.

El supuesto del que partimos considera, para cada establecimiento institucional, la existencia de un estilo que opera como mediador entre las condiciones y los resultados, según se indica en el diagrama I.

 

 

CONDICIONES

 

 

ESTILO

INSTITUCIONAL

 

 

 

RESULTADOS

Diagrama I. Condiciones, estilo y resultados

En la categoría condiciones quedan incluidos - dada una situación - todos aquellos aspectos preexistentes al fenómeno en estudio, que establecen con él alguna relación de determinación.

En la categoría resultados deben incluirse el fenómeno en estudio y aquellos otros aspectos que aparecen como derivados de esas condiciones. Convencionalmente, el término "resultados" se usa para aludir a aspectos u objetos derivados de la producción institucional en los niveles material y simbólico. Incluyen los productos institucionales vinculados a los fines: aquellos destinados a asegurar el cumplimiento eficaz de la tarea y los resultantes de la participación.

Una visión concreta de la realidad de las instituciones muestra que los resultados "entran" al circuito de la vida institucional como condiciones en sí y en su calidad de prueba de potencia, cumplimiento de mandatos y fuente de valoración social.

Esta perspectiva mostrará también que los aspectos considerados condiciones son, en muchos casos, resultado de la acción institucional del mismo establecimiento o de otras instituciones de la comunidad.

Aun los aspectos que parecen más independientes de la acción del hombre - la geografía, por ejemplo- funcionan como resultados en aquellas circunstancias en que alcanzan sentido por haber sido objetos de transformaciones materiales y simbólicas, y funcionan como objeto de significación para los individuos y en la trama de relaciones sociales.

Cuando hablamos de estilo institucional aludimos a ciertos aspectos o cualidades de la acción institucional que, por su reiteración, caracterizan al establecimiento como responsable de una cierta manera de producir, provocar juicios e imágenes, enfrentar y resolver dificultades, relacionarse con el mundo material, interpersonal y simbólico, mantener ciertas concepciones, etcétera.

El concepto de estilo procura servir para dar cuenta de los aspectos dinámicos del funcionamiento institucional. De cierto modo, es la contracara del concepto de cultura institucional. Alude a la recurrencia del modo de resolver problemas en diferentes áreas críticas y a la configuración consecuente de una serie de rasgos que se presentan como constancias y permiten generar la impresión de un "orden natural" de las cosas. Su consolidación en el tiempo se traduce en la "entrada" de esos rasgos al modelo institucional y en la incorporación de sus fundamentos en el conjunto de concepciones que constituyen la ideología del establecimiento.

Nos ha resultado útil incluir operacionalmente en la descripción del estilo:

• modos de producción: técnicas, modelos que orientan la acción, imágenes que controlan los desvíos (se internalizan en el proceso de socialización institucional), ciclos;

• modos de reaccionar frente a las dificultades: técnicas para diagnosticar, plantear las dificultades como problemas, definir necesidades, hacer planes para probar alternativas de acción, gestionar, evaluar, etcétera. Maneras defensivas de reacción;

• formas de percibir y juzgar la realidad, en especial las situaciones vinculadas al trabajo, al medio externo y a las interacciones;

• modalidades de comunicación e interacción en los niveles formales, informales y emocionales;

• modalidades de distribución de poder y responsabilidades;

• modalidades de control y distribución de conocimiento.

Cualquiera que sea el resultado que interesa, la comprensión institucional supone conocimiento sobre el estilo y la idiosincrasia que a través de él se expresa. Podemos preguntarnos sobre múltiples Aspectos. Nuestro enfoque será institucional cuando, por lo menos, contemplemos en forma sistemática la formulación de dos subpreguntas. Una relacionada con el sentido que el hecho tiene en el establecimiento particular que lo produce. La otra vinculada con la significación del hecho a la luz de los sentidos institucionales que lo atraviesan.

Dicho de un modo más simple: la comprensión de un bajo rendimiento en los estudiantes no tiene el mismo significado en una escuela del semidesierto santiagueño que en la de una villa de emergencia levantada como resultado del cierre de fábricas aledañas en una zona urbana. Por otra parte, la explicación de ese bajo rendimiento develará la operación de significados que sólo se entienden a la luz - por ejemplo - de la incidencia de las normas vigentes acerca de la diferenciación racial y social, o de las vinculadas a las exigencias y requisitos de aprobación de los trabajos escolares, o de las relacionadas con el hábito de apoyar a los estudiantes en sus trabajos con profesores particulares, o aun de las que definen el interés político que tiene un determinado tipo de población sobre otro.

Si este planteo resulta claro, será evidente que el objeto de análisis que propongo es siempre la relación entre el estilo institucional como expresión de la idiosincrasia institucional y un determinado aspecto o resultado que nos plantea algún interés.

En general, la metodología de análisis nos llevará a precisar, por lo menos y con diferentes grados de sofisticación,

• la descripción detallada de la situación que se convierte en problema y se procura analizar,

• la caracterización de las instituciones que se ponen en juego,

• la formulación de hipótesis que expliquen la relación entre el problema y su contexto.

Creo que es obvio llamar la atención sobre la dificultad de captar el estilo institucional de un establecimiento. Supone haberse acercado con suficiente profundidad a su idiosincrasia y nos plantea dificultades adicionales.

El conocimiento de un establecimiento institucional puede producirse a través de varios caminos: la observación directa de su vida cotidiana, el análisis de la información que proporcionan sus documentos y su personal, el estudio de los registros y datos con los que controla su tarea, el análisis de sus resultados. Estas son sólo algunas de las vías disponibles.

Sin embargo, el procedimiento no es tan simple si en nuestra expectativa está avanzar sobre la mera descripción de lo formal y manifiesto, para adentrarnos en el nivel de las significaciones y los "no dichos" institucionales.

El acceso al conocimiento de lo institucional en esos niveles - especialmente en los que tienen que ver con las dimensiones socio - políticas y psicoafectivas de la vida del establecimiento - se verá obstaculizado por lo menos por tres tipos de dificultades:

  • La negación y resistencia a conocer. Consciente o inconscientemente los miembros de un establecimiento - de los que dependemos en gran parte para obtener información- producirán diferentes ocultamientos para proteger el statu quo institucional.
  • Los efectos de la propia implicación no controlada. Seamos o no miembros de la institución estaremos comprometidos emocionalmente con ella. Inevitablemente y por su misma índole, el material institucional conmueve nuestras propias imágenes y vínculos institucionales.
  • La complejidad provocada por la multisignificación de los hechos. La comprensión del material institucional exige un minucioso trabajo de descodificación en el que la problemática más importante se plantea con respecto a la confiabilidad de la interpretación.

Los analizadores

Me detendré    sólo en los recursos disponibles para enfrentar el tercer tipo de dificultad.

Disponemos para el análisis de lo institucional de una herramienta central: los analizadores.

Un analizador es un dispositivo artificial - un microscopio, un ecualizador, etc. - o natural -el ojo, el cerebro- que "produce la descomposición de una realidad en sus elementos sin intervención del pensamiento consciente" (Lapassade, 1974).

El concepto - que proviene de las ciencias exactas y naturales - es utilizado en las áreas institucional ' psicológica para designar tanto acontecimientos y hechos no programados como técnicas expresamente diseñadas para provocar la expresión de un material que permite desentrañar significaciones antes ocultas. Los tests, las entrevistas, las encuestas, en general cumplen la función de analizadores. Desencadenan la aparición de un material no controlado que expresa el estilo y la idiosincrasia del que lo produce.

Hechos considerados anómalos en la vida de una institución tienen este carácter tanto como otros que, tomados como rutina, develan rasgos de la idiosincrasia institucional. De modo diferente, un modelo o un esquema conceptuales aplicados a una masa de datos operan como analizadores, y en esa posibilidad está su máximo valor.

Algunos otros recaudos afianzan la posibilidad de alcanzar alguna confiabilidad en este tipo de conocimiento.

Cada hecho o conjunto de datos, cada situación de una realidad institucional particular, deben ser analizados en todos los ámbitos de expresión (individual, interpersonal, grupal, organizacional y comunitaria), desde el punto de vista de todos los actores (la síntesis de la mirada de todos nos da aquello que es único pero colectivo y que expresa la idiosincrasia del establecimiento), en la trama de significaciones develadas por esa síntesis pero a la luz de sus sentidos universales y sociohistóricos particulares.

Los esquemas referenciales que nos sirven de marco conceptual para el análisis deben aceptar la contradicción y los diferentes significados de un mismo hecho. No sirven en esta área los esquemas unidireccionales o monocausales. En el análisis de lo institucional, el esquema conceptual debe servir de analizador y ordenador, no de filtro de los sentidos múltiples.

La confrontación de hipótesis e interpretaciones con otras ajenas a la institución y con sus miembros es un paso indispensable en el proceso de este conocimiento.

En síntesis, la metodología más adecuada para alcanzar comprensión de este campo es el análisis institucional como práctica de trabajo con los actores institucionales.

Aun cuando el intento se haga dentro de un diseño de investigación convencional, no encontraremos modo de obviar la confrontación de nuestro pensamiento con la experiencia y el conocimiento que del establecimiento tienen sus propios miembros.

En los apartados que siguen desarrollaremos ideas sobre diferentes aspectos de un establecimiento institucional con el objeto de constituir un esquema que sirva para analizar y ordenar los significados de diferentes materiales institucionales.

Con el propósito de respetar el modo de abordar el conocimiento en la práctica del análisis he organizado la exposición haciendo referencia a tres propósitos básicos:

- la presentación simplificada de los componentes básicos de un establecimiento educativo,

- la descripción de los movimientos que pueden dar cuenta de su funcionamiento dinámico,

- la puntualización de las condiciones que estructuran las circunstancias de esa dinámica.

En el segundo y tercer puntos procuraré incluir con mayor desarrollo algunos resultados de la investigación que creo de interés.

UNA PRESENTACIÓN SIMPLIFICADA DE LOS COMPONENTES BÁSICOS DE UN ESTABLECIMIENTO EDUCATIVO

Supongamos que podemos acompañar a un establecimiento educativo desde su fundación y a lo largo del tiempo. Podremos discriminar entonces algunos componentes que están presentes desde el principio, pero que adquieren diferente fuerza si tratamos de advertir su pregnancia como indicadores de la identidad y singularidad institucional.

Aunque ya hemos hablado de casi todos esos componentes, creo que una presentación sistemática es útil a esta altura del trabajo.

Los componentes básicos

Consideramos componentes constitutivos básicos, sin los cuales el establecimiento no puede tener origen:

• un espacio material con instalaciones y equipamiento,

• un conjunto de personas,

• un proyecto vinculado a un modelo' de mundo y persona social valorados y expresados en un currículo, • una tarea global que vehiculiza el logro de los fines y sufre alguna forma de división del trabajo,

• una serie de sistemas de organización que regulan las relaciones entre los integrantes humanos y los componentes materiales comprometidos en la realización de la tarea.

Todo esto funcionando en un especial espacio geográfico, en un particular tiempo histórico y en el nivel simbólico de una singular trama de relaciones sociales.

La operación del tiempo: resultados y cultura institucional

En nuestro modelo teórico, la interacción de los componentes básicos a lo lago del tiempo arroja como resultado una serie de productos materiales y simbólicos que, en forma genérica, llamamos cultura institucional

Con fines sistemáticos podemos hacer una enunciación simplificada de los productos culturales, según diferentes grados de complejidad y distancia respecto de las condiciones básicas.

El primer nivel de complejidad

- Objetos materiales. Resultan de las distintas tareas o son requeridos por ellas.

-Lenguaje. Asigna sentidos privados al lenguaje público.

-Representaciones de distinta figuración acerca de la institución, sus aspiraciones, sus fines, sus logros, sus valores, sus tareas, los diferentes roles, y cada uno de sus componentes centrales.

-Producciones simbólicas con variado grado de estructuración: mitos sobre el origen, leyendas, "novelas" sobre los fundadores, los personajes típicos y los famosos, anecdotarios, etcétera.

- Conocimientos. Derivados de la conceptualización de la experiencia en los niveles instrumentales, organizativos y socioemocionales.

- Concepciones. En especial, las referidas a los aspectos centrales de la tarea institucional.

- Concepciones sobre los resultados posibles y deseables; sobre buenos y malos alumnos y docentes; sobre las relaciones pedagógicas adecuadas; sobre la importancia de los diferentes contenidos; sobre el papel formativo de diferentes relaciones y actividades; sobre las mejores formas de aprender y enseñar, etcétera.

Las concepciones y los conocimientos pueden estar integrados o disociados, según la capacidad de los miembros para conceptualizar la acción, derivar leyes de la práctica y rectificar concepciones.

El segundo nivel de complejidad

- El modelo institucional. Derivado en parte de los modelos generales, recibe y expresa las características elaboradas en la historia propia del establecimiento, y los niveles de las formas de funcionamiento deseadas. Incluye:

• supuestos acerca del modo como se dan los procesos implicados en la tarea institucional (enseñanza y aprendizaje);

• definición de modos de ser y actuar en distintos roles elaborados en función de los supuestos anteriores y del modo como se concibe el valor del conocimiento y las funciones de los actores implicados;

• definición de un ámbito de operación: ¿dónde se educa, en el aula, en el ámbito que crea la vida institucional, en la relación con la comunidad?,

• definición de un encuadre de la tarea en términos de poder - autonomía (directivo - no directivo - autogestivo): en términos de tipo de comunicación (presencial, a distancia, mixto);

• definición de una forma y estilo de control: qué, a quién y cómo se controla; amplitud y penetración del control deseado;

• definición del tipo de resultados valorados;

• caracterización de la institución deseada[9]

-La ideología institucional. Conformada por la organización de concepciones y representaciones que justifican el modelo y el estilo que éste expresa. Incluye:

• concepciones acerca de la educación, la escuela y el aprendizaje, de las que fácilmente se deriva que el modelo institucional es la mejor forma de respuesta a las condiciones y fines del establecimiento, y que los resultados institucionales son los únicos y los mejores posibles en esas condiciones;

• representaciones acerca de la institución y sus diferentes componentes que complementan las concepciones para consolidar la ilusión de un orden natural en el que las cosas no pueden ser de otro modo. Dentro del sistema de representaciones aparece con importancia singular la que se organiza alrededor de la identidad institucional.

Al sostener que lo que hace la escuela es lo mejor que se puede hacer en sus circunstancias, la ideología institucional funciona como fuente de legitimación del modelo y de los resultados institucionales.

En sus contenidos atiende a incorporar una serie de ideas sobre los sujetos que se educan y sus probabilidades de desarrollo; sobre el papel y las posibilidades de la escuela y los maestros de tener éxito en sus esfuerzos; sobre su responsabilidad y posibilidad de influir respecto del medio social en la que está inserta, en fin, sobre la importancia y valor de la educación.

Estructura además, articulándolas, las representaciones que acompañan a estas ideas y define así un nivel simbólico indispensable de comprender para reconocer los significados que adquieren los sucesos institucionales.

Existe en cada establecimiento escolar un conjunto de estas representaciones - acerca de la institución y sus diferentes componentes- que combinan las imágenes generales - el maestro, por ejemplo - con aquellas que expresan el registro de hechos o personas particulares; el mejor maestro que tuvo la escuela; o el director más conflictivo; el mejor alumno; el que después fue senador, o diputado, o juez.

Estas concepciones y representaciones se diferencian de las del primer nivel de complejidad, en primer lugar, porque tienen mayor contenido idiosincrático, pero sobre todo porque estructuran un conjunto que, además de sostener y legitimar modelo y resultados, procura sostenerse a sí mismo por la congruencia entre sus afirmaciones (no verdaderas con respecto a la realidad sino en relación con las otras que la sostienen).

Dentro de ese conjunto, algunas de las concepciones y representaciones conforman producciones simbólicas complejas con un poder organizador especial[10]. Tienen ese carácter el conjunto de registros sobre el origen, las vicisitudes e hitos históricos y sus protagonistas que se expresan en la novela institucional y el conjunto de registros sobre el estilo de hacer, percibir, juzgar, que configuran la identidad institucional.

-La novela institucional. Es una producción cultural que sintetiza el registro que se tiene del origen y las vicisitudes sufridas a lo largo del tiempo, haciendo particular referencia a acontecimientos críticos y a las figuras de mayor pregnancia en la vida institucional: "personajes", "héroes" y "villanos".

En sus niveles más profundos, la novela institucional da indicios de la manera en que se resolvieron sucesivas crisis provocadas por la exacerbación de contradicciones fundantes y se convierte en un verdadero código de significación que provee de nuevos sentidos al modelo y la ideología institucional y permite captar con mayor alcance el porqué de su lenguaje y de la pregnancia simbólica de sus ambientes y objetos.

Para los sujetos, esta construcción ofrece un patrón para asignar significados a los sucesos que les resultan difíciles de comprender y les causan sufrimiento. En ese sentido su lógica proporciona datos sobre la índole de las defensas cuyo uso queda facilitado en el ambiente institucional y permite estimar el grado en que es probable obtener la develación de los no dichos institucionales. Y esto, en particular, porque la novela institucional incluye entre los hechos que narra un nivel de sucesos no dichos que pertenecen a su misma trama y tienen mucha más sugestión que los que efectivamente se mueven en el nivel real.

-La identidad institucional constituye una definición consensuada de lo que el establecimiento es, a la que concurren a) la definición de su función tal como está expresa en el proyecto y el modelo institucional; b) la definición de lo que ha sido, tal como lo testimonia la novela institucional, y e) la definición de lo que va siendo según queda visto en las recurrencias de la acción que conforman su estilo.

En última instancia, puede ser vista como el núcleo protector de la idiosincrasia y el reducto más profundo de la defensa contra la irrupción de estímulos que atentan contra el statu quo[11]

IDENTIDAD INSTITUCIONAL. LA PRESERVACIÓN DE LA IDIOSINCRASIA

 

La operación del tiempo sobre la interacción de los componentes básicos muestra, por un lado, la progresiva construcción de niveles cada vez más complejos de la cultura institucional.

Evidencia, además, que en unidades de tiempo amplias un establecimiento institucional lo sigue siendo porque logra absorber impactos de cambio al mantener invariantes las características que lo definen. Estas características invariantes conforman su identidad institucional (Etkin y Schvarstein, 1989).

Estos autores consideran componentes de la identidad de las organizaciones aquellos aspectos cuya modificación significa la aparición de otra organización: tiempo, tamaño, localización, tipo de producto, ciclo de vida del producto o servicio que presta, relación costo - beneficio, relaciones con otras instituciones, influencia sobre el entorno, necesidades sociales que satisface, instituciones que la afectan. Señalan también la existencia de grados de autonomía que definen como la capacidad institucional para mantener las invariancias referidas a la identidad, a pesar de los cambios del ambiente (produciendo adaptaciones y reestructuraciones).

Es posible ver los diferentes componentes de la cultura institucional como garantes de esta autonomía por su función de filtro o tamiz a los estímulos disruptivos.

Esta idea ha sido ya presentada en el capítulo anterior. Bastará aquí una presentación sintética para completar el sentido de los componentes básicos y derivados de los establecimientos educativos.

-La recurrencia en el tiempo de determinadas características va configurando una serie de constancias dinámicas que hemos llamado estilo institucional.

- Operativamente, el estilo puede considerarse el resultado institucional que condensa la cultura del establecimiento y funciona como mediador entre condiciones y resultados.

Esto significa que un resultado cualquiera no deriva en forma directa de ciertas condiciones. Por ejemplo, el bajo rendimiento de los alumnos de una escuela no deriva directamente de sus pobres recursos o de la baja estimulación social e intelectual que han recibido. Las condiciones, en su influencia, sufren la intermediación del estilo institucional, de modo que las mismas condiciones son recibidas, interpretadas, valoradas y respondidas de formas, a veces, diametral- mente opuestas, en establecimientos diferentes.

• El estilo institucional representa, por otra parte, la mejor respuesta que los miembros del establecimiento han podido dar a las contradicciones constitutivas de su funcionamiento. Por eso, es fuertemente defendido y se convierte en objeto preferencial de vinculación.

• Las producciones culturales que ubicamos en el segundo nivel protegen el estilo y, con él, la forma singular de cumplir con los fines institucionales, manteniendo invariantes las condiciones vinculadas a la identidad del establecimiento.

• La existencia de un modelo institucional se hace evidente al observador en el análisis de los criterios en los que la gente basa sus decisiones. El modelo es una creación cultural sofisticado que permite a la escuela preservar su idiosincrasia al fijar una selección de aquellos hechos, características, sucesos, que puedan o no ser tolerados en su ámbito. Tiene crucial importancia en la recepción de innovaciones que tienden a afectar los niveles instrumentales de la acción.

• En términos generales, la ideología institucional preserva el modelo y la realidad que éste expresa de cuestionamientos que pueden conmover la certeza de los individuos respecto de su adecuación, su capacidad, su potencia. Protege, además, el tipo de transacciones que se han hecho para resolver contradicciones constitutivas y demandas paradójicas del ambiente.

El siguiente diagrama presenta el funcionamiento de esos componentes culturales en su función de filtros a los estímulos disruptivos.

Independientemente de nuestra particular valoración del cambio que propone el estímulo, se considerará disruptivo si cuestiona aspectos referidos a la identidad institucional o trata de inducir su modificación por acción directa (intencional o no).

 

 

Estímulo                    el len-                   el                       el                           la

Disruptivo                  guaje                    estilo                  modelo                 ideología

                               

                          Concepciones

                              

                           representaciones varias    

                                                                       

                                                                                  de la identidad

                                                                                    institucional

 

Diagrama II. Los "filtros institucionales"

Es importante volver a señalar que – probablemente - en los rasgos de la representación sobre la identidad institucional se produce la trabazón más fuerte con aspectos de la identidad individual, que operarán como los puntos últimos de resistencia. En este texto "últimos" alude a lo más profundo. En realidad, todos los aspectos funcionan simultáneamente en la dinámica de la resistencia al estímulo.

 

3. EL FUNCIONAMIENTO INSTITUCIONAL

 

 

 

TENSIÓN, CONFLICTO Y MOVIMIENTO INSTITUCIONAL

La revisión de la literatura disponible muestra la utilización frecuente del término "dinámica" para aludir al modo como se desarrollan los hechos.

Este uso puede significar y aludir a diferentes tipos de abordaje para la explicación de los acontecimientos institucionales.

Es posible entender el estudio de la dinámica institucional como la descripción del funcionamiento en términos de proceso a lo largo del tiempo o en un corte temporal determinado. Encontramos así la propuesta de los estudios históricos y situacionales del acontecer institucional, en general, discriminado en diferentes tipos de proceso: producción y mantenimiento es una de las divisiones clásicas.

También puede definirse al estudio como el de los determinantes de los fenómenos. En este caso es habitual encontrar esquemas conceptuales que acuden a la idea de fuerza para dar expresión a los movimientos entre personas, grupos y realidad material, etcétera. La teoría de Lewin es un clásico del uso de este recurso dentro del campo de la psicología social. En general, estos encuadres quedan atrapados en su construcción lógica y pierden conexión con lo más importante de sus investigaciones: el acontecer de los sucesos.

Por último y preponderantemente en el terreno de la psicología y la psicología social, el término "dinámica" se utiliza para aludir al estudio de los hechos y sus motivaciones.

Bleger en su obra Psicohigiene y psicología institucional[12] propone la definición de dinámica institucional como la capacidad del establecimiento - sus integrantes y sus sistemas- de plantear las dificultades como problema y encarar acciones para prueba y ajuste de soluciones.

Esta definición se comprende mejor a la luz de la discriminación que este autor hace entre las formas en que puede "trabajarse" institucionalmente una dificultad: dilema (el planteo se hace en términos paradójicos que clausuran todo intento de solución); conflicto (el planteo se hace en términos de dos posturas contrapuestas, generalmente encarnadas por dos bandos institucionales); problema (el planteo se hace a modo de un interrogante que abarca la dificultad y su posible significación).

En otras obras Bleger alude al estudio de la conducta humana en todos sus ámbitos desde un encuadre dramático, conceptualizándolo como aquel que permite mantener el relato y el análisis en el mismo acontecer de los hechos sin recurrir a reduccionismos o al uso de entelequias.

En este apartado tomaré el concepto de dinámica que él propone: capacidad para plantear dificultades en términos de problema y trabajar para su solución, pues supone la existencia de dispositivos institucionales complejos destinados a la evaluación institucional, y el desarrollo de los miembros del establecimiento para hacerse cargo de responsabilidades sobre el funcionamiento en todas sus dimensiones, condiciones ambas de existencia indispensable en un proyecto de mejoramiento de la calidad educativa.

Plantearé, además, algunas ideas sobre las posibles interpretaciones del movimiento institucional a partir de la aplicación de un encuadre dramático que incluya los niveles simbólicos de las concepciones institucionales.

El intento está orientado a exponer algunos modos de mirar esta problemática, que resulten operativos y puedan incluirse en el modelo de análisis que necesitamos.

El análisis del movimiento, la dinámica y el funcionamiento parte de reconocer algunos hechos cruciales. Algunos han sido ya trabajados o presentados en los puntos anteriores. Retomo los principales para el propósito de este apartado.

En todos los niveles y ámbitos de la realidad humana - y biológica en general - parecen existir movimientos que provocan aumento de integración, consolidación, cohesión, y otros que determinan dispersión, disolución, desintegración.

• El individuo humano se relaciona con su realidad material y social en niveles racionales (a partir de juicios basados en la evaluación de información proveniente de esa realidad) y en niveles irracionales (a partir de la reacción a significados con que la realidad interna inviste a la externa).

• Todo individuo, grupo u organización mantiene intercambios con el medio más allá de sus propios límites. A partir de esos intercambios funciona como caja de resonancia -a veces amplificada- de los fenómenos externos, y procura incidir en ellos a través de sus productos materiales y simbólicos.

• En la base de cualquier organización social existe algún tipo de división del trabajo que acarrea diferenciaciones de poder.

• Es posible atribuir a la contradicción un papel importante entre los desencadenantes del movimiento institucional, grupal e individual.

Una observación sistemática de sucesos institucionales ocurridos dentro de un establecimiento durante un tiempo más o menos prolongado permite discriminarlos y agruparlos conformando tendencias contrapuestas (esto, probablemente, es lo que acentúa el riesgo de utilizar conceptos mecanicistas de fuerza, tendencia, valencia, y perder de vista la dramática del desarrollo observado).

A continuación enuncio primero y amplío después la significación de algunos de estos aspectos[13]:

 

 

  • hechos que provocan integración
  • hechos derivados del análisis racional de la realidad
  • hechos que provocan modificaciones en el contexto
  • hechos que develan significaciones políticas
  • hechos que procuran una regresión al pasado
  • etcétera

 

  • hechos que provocan desintegración
  • hechos derivados de la contaminación fantasmática de la realidad
  • hechos que resultan de la dramatización del contexto
  • hechos que ocultan significaciones políticas
  • hechos que se orientan hacia el futuro

 

  • etcétera

 

 

Resulta claro que la ordenación de los hechos en pares vinculados por relaciones de contradicción se hace sobre el supuesto de que en la base de cualquier organización existen tipos de tensión – conflicto - que desempeñan un papel central en su funcionamiento.

Quiero destacar tres tipos de tensión particular, pues me parecen de importancia relevante en los establecimientos educativos.

El primero tiene que ver con la contradicción entre los impulsos y necesidades individuales, y las necesidades sociales. Creo que para él alcanza el planteo hecho a raíz de la problemática tratada. Esta tensión está activada en la base de toda la tarea de la escuela; de allí la intensificación de las funciones de control provenientes de una concepción subyacente de "doma de impulsos"[14].

El segundo está vinculado en parte al primero, y se refiere a la tensión creada por la necesidad de actuar según procesos secundarios (tanto en las relaciones secundarias como en los procesos de pensa- miento) en situaciones - como las del aprendizaje - que por su índole activan modalidades de funcionamiento y ansiedades de tipo primario (tanto en los estudiantes como en los docentes que necesariamente sufren los procesos de identificación y contratransferencia).

El tercero se relaciona con hechos más generales en las instituciones, y quiero desarrollarlo con alguna extensión porque habitualmente permanece negado en los establecimientos educativos. Me refiero a las tensiones que acarrea la división del trabajo.

La existencia de un sistema de división del trabajo acompañada de un sistema de distribución de responsabilidades origina la distribución de poder, autonomía y autoridad que configuran el medio político interno. De hecho, ahí se originarán tensiones provenientes del medio político externo, pero me circunscribiré ahora a lo que sucede dentro de los límites de la escuela.

La división de un acto de producción completo (Mendel, 1972) - la formación tutorial - en una serie de actos parciales -la enseñanza de varias disciplinas, en algunos niveles a cargo de diferentes especialistas - provoca, de hecho, las condiciones para un grado variable de enajenación.

El proceso artesanal de la educación se convierte en el objeto de trabajo de una organización compleja. La relación pedagógica se convierte en una articulación de relaciones intergrupales (docentes y alumnos). Los sentimientos de propiedad sobre lo que se hace se ven seriamente obstaculizados.

En función de las relaciones interpersonales, las identificaciones se quiebran como en un mosaico. El aprendiz puede sentirse dividido y parcelado, y vivenciar una profunda alienación de su poder para autodirigir su proceso de aprendizaje. La jerga estudiantil argentina da cuenta de estos fenómenos (a X "le estudio"). Perdida su posibilidad de seguimiento del proceso global, el docente puede alienar de forma amplia su capacidad para hacerse cargo de decisiones en la enseñanza.

La enajenación de autonomía del alumno en el profesor se corresponde con la que éste hace en las autoridades. El aula dramatiza así lo que sucede en el contexto organizacional.

En él, la existencia de diferentes puestos ubicados en distintos escalones jerárquicos genera fenómenos diversos entre los que quiero poner dos a consideración especial:

- quedan definidos grupos del mismo rol o función con cuotas semejantes de autonomía y poder;

- queda relativizado el poder de cada grupo por referencia a los grupos que están por encima y por debajo.

Mendel[15] hace un análisis interesante de la dinámica de los grupos funcionales o colectivos institucionales.

Lo más valioso de su aporte consiste en haber mostrado que la falta de oportunidad para ejercer poder sobre los propios actos lleva al sujeto humano a sucesivos movimientos regresivos (primero al tipo de funcionamiento psicofamiliar; por último, en casos más graves, al tipo de funcionamiento omnipotente de las etapas más arcaicas). Como parte de esta dinámica y como compensación por el empobrecimiento resultante, la organización facilita la sobremanipulación de las clases subyacentes. Esto significa - en los términos de este autor - la instalación de mecanismos de expropiación del poder en cadena, hecho que la sabiduría popular ha registrado en numerosos dichos y refranes.

El resultado global del trabajo institucional cuando existe división de tareas (el acto global en términos de Mendel) es el producto de la combinación de los actos parciales de cada sector institucional. Su calidad dependerá obviamente - sobre todo en establecimientos que realizan tareas profesionales o semiprofesionales - con el grado en que cada sector pueda explorar, probar, crear nuevas formas de trabajo y nuevas técnicas para el tratamiento de los materiales.

Cuando esta autonomía no existe, hay una doble pérdida de calidad: la producida por la disminución del monto de exploración y los niveles de compromiso, y la provocada por los funcionamientos regresivos, que aumentan el intercambio fantasmático y disminuyen la comunicación centrada en la tarea.

Retomando el tema de la tensión, resulta obvio que a la originada por la pérdida de conocimiento y control del proceso global se añaden la generada por los fenómenos de expropiación y de despojo, y la derivada del esfuerzo por encubrir estos fenómenos, que habitualmente son sometidos a la dinámica del "no dicho" institucional.

 

 

MODALIDADES PROGRESIVAS Y REGRESIVAS DE FUNCIONAMIENTO

Reubiquemos el problema. Utilizar un modelo basado en el reconocimiento de la contradicción (tensión y conflicto) como sustrato del funcionamiento institucional da significado preciso a la definición adoptada sobre el término "dinámica".

El grado de dinámica de un establecimiento estará dado, entonces, por la existencia de mecanismos mediante los cuales se avanza en el reconocimiento de las tensiones, su planteo como problemas y los intentos de solución. Un alto grado de dinámica es garantía de un desarrollo con superación del riesgo implícito en situaciones dilemáticas y enquistamientos de conflicto.

Un bajo grado de dinámica se traduce en estereotipia, enajenación, cristalización del uso defensivo de la dificultad como pantalla proyectiva, etcétera.

A partir de aquí es posible hablar - como recurso metodológico - de modalidades progresivas y regresivas de funcionamiento (Femández, L., 1987).

La modalidad regresiva estaría determinada por una pérdida de la capacidad institucional para evaluar situaciones, discriminar necesidades y problemas, y originar líneas exploratorias de solución.

En general, se acompaña de la preponderancia del prejuicio sobre el juicio basado en el análisis de los hechos; el incremento de conductas impulsivas; la intensificación de la circulación fantasmática por encima de las comunicaciones instrumentales y el aislamiento progresivo respecto del contexto. En muchos casos, la incomodidad y el incremento de angustia que se ocasionan producen la idealización de algún estado pasado al que se procura regresar y al que se evoca con profunda nostalgia.

La modalidad progresiva está acompañada, en cambio, por el control y la discriminación de aspectos irracionales, autonomía respecto de las instituciones externas, posibilidad de cuestionar y ensayar modificaciones en lo instituido, preponderancia de la pertenencia en función de proyectos y una orientación clara hacia el futuro. Estas modalidades se acompañan, en general, de intenso compromiso y disponibilidad de los miembros para la curiosidad, el interés, la exploración.

La comprensión de las razones por las cuales se instalan estas modalidades requiere el conocimiento de cada caso en particular. Sin embargo, es posible definir algunas variables que parecen tener incidencia directa en estos procesos:

• El grado de desarrollo de los individuos para participar en las dos dimensiones de la vida institucional: la instrumental y la política.

• El sistema político - institucional en cuanto a la posibilidad que ofrece a los miembros para intervenir en las decisiones que le son atingentes en ambas esferas.

• Las características del contexto y su tipo de incidencia en el medio interno.

Obviamente, ninguna institución permanece siempre en una misma modalidad. Todo parecería apoyar la suposición de un equilibrio móvil entre ambas modalidades, fuertemente influido por las características del contexto social y el grado de sofisticación de los filtros institucionales.

Las modalidades regresivas se ven estimuladas por contextos sociales autoritarios o turbulentos, por situaciones internas que comprometen cambios críticos o por estados agudos de incapacidad instrumental para enfrentar las exigencias de las tareas.

Las modalidades progresivas se desarrollan en los ámbitos que poseen las características contrarias o - en una aparente paradoja - en situaciones críticas agudas en las que queda comprometida la identidad institucional y liberados los contenidos amenazantes que se controlaban con la pertenencia. Esto último ha sucedido últimamente en la Argentina, dando lugar a la movilización de muchas instituciones en búsqueda de soluciones a crisis con impacto de catástrofes[16].

 

 

MODELOS PARA DAR CUENTA DE DINÁMICAS REGRESIVAS

A continuación transcribo, como ejemplo, dos esquemas posibles para el análisis de dinámicas regresivas. Están elaborados sobre el supuesto de una situación institucional en la que las personas se ven impedidas o dificultadas en su capacidad colectiva para convertir en problema aspectos del funcionamiento, la vida o los resultados institucionales que les provocan tensión y sufrimiento. En ambos se procura facilitar al que analiza, la captación del proceso y la posibilidad de explicar el movimiento en este tipo de situaciones. Como resulta evidente, tienen una linealidad ajena a la complejidad de los hechos de los que procuran dar cuenta. Todo recurso metodológico de este tipo tiene ese costo. No obstante, son instrumentos útiles para quitar misterio a la interpretación -mostrándola como lo que es: un trabajo de análisis basado en significados que se captan por sus indicadores -, y permitir la sistematización de sus pasos y el control de su validez[17].

El esquema I procura mostrar la probable secuencia que puede tener el funcionamiento institucional si lo observamos desde la perspectiva que abren algunos conceptos de Jaques y Ulloa[18]

El esquema II intenta lo mismo, utilizando conceptos clave en la propuesta de Mendel[19].

En ambos se utilizan como referencia, por un lado las conceptualizaciones psicoanalíticas sobre el funcionamiento yoico - en la sistematización que propone Rapapport[20]' - para llegar a comprender el compromiso que sufre la persona en su relación con este tipo de situaciones (aumento de enajenación). Por otro, el conjunto de conceptos sobre el papel de las ideologías en los procesos sociales e institucionales (ocultamiento de hechos y significados signados por los intereses del poder), tal como desde los trabajos de Marx y Engels se constituyen en patrimonio del análisis social[21]

Aun al costo de una simplificación burda, consignar dos ejercicios que muestran la utilización de esos modelos. Pueden resultar útiles para completar la presentación. Por supuesto los casos que se tratan son reales.

 

 


[1] Se utilizan los términos "amplitud" y "penetración" en el sentido con que los utiliza Etzioni, A., Organizaciones modernas, México. LTTHEA/65.

[2]Psicología institucional y pedagogía institucional. En ambos casos, el conocimiento resulta de las prácticas de ayuda, asesoramiento, intervención (según las corrientes) implementadas en el establecimiento, en su dinámica manifiesta y latente.

[3] Para el tema de las representaciones sociales puede verse Moscovici (1976), ob. cit.

[4] En este sentido las estudian el derecho, la filosofía del derecho, la sociología en algunas de sus corrientes teóricas, la antropología por ejemplo.

[5] Son de interés los estudios de Loreau (1975,1977), Lapassade (1974,1977,1980) y Barbier (1977).

[6] José Bleger hace una presentación de esta problemática en su obra Psicología de la conducta, Buenos Aires, EUDEBA, 1964.

[7] Estas significaciones han sido especialmente estudiadas por la psicología institucional y el psicoanálisis aplicado. Freud (1986), Bion (1963), Jacques (1960), Bleger (1964), Ulloa (1969), Kaës (1977).

[8] 'Especialmente estudiados por la sociología de las organizaciones, el socioanálisis y el análisis organizacional. Véanse, entre otros, Etzioni (1965), Lorcau (1975), Mendel (1972), Castoriadis (1978).

[9] Es de interés la caracterización de los niveles de la organización que hace Schlemenson, 1987, ob. cit.

Puede también trabajarse con la obra clásica de Lobrot, M.,  Pedagogía institucional, Buenos Aires, Humanitas, 1974, sobre la significación psicosocial de la organización burocrática y sobre el papel de las ideologías.

La lectura de Mendel, La rebelión contra el padre, Barcelona, Península, 1944, constituye un aporte valioso para profundizar este análisis.

 

 

[10] Tienen poder organizador aquellas construcciones culturales que definen los límites de lo permitido y lo prohibido, lo posible y lo imposible y que, por consiguiente, toman un papel destacado en la referencia de los actores institucionales para el desempeña en general y la toma de decisiones en particular

[11] Diferentes autores discriminan en este punto lo que podríamos designar identidad real, deseada, supuesta, necesaria, etc. Pueden consultarse las obras ya citadas de Seblemenson (1 987), Lobrot (1 974), y de Etkin y Schvarstein, Identidad de las organizaciones, Invariancia y cambio, Buenos Aires, Paidós, 1989.

 

 

[12] Bleger, J., Psicohigiene y psicología instituciones, Buenos Aires, Paidós, 1964.

[13] 'Lo que sigue es un enunciado que no responde a ninguna categorización.

 

[14] Utilizo la frase en el sentido psicoanalítico. La "doma de impulsos" es el proceso por el cual, gracias a la frustración que provoca demora en la satisfacción del impulso, se configura el principio de realidad y se hace posible el funcionamiento de los procesos secundarios.

 

[15] En lo que sigue, el desarrollo presenta el planteo básico que hace Mendel, G. Sociopsicoanálisis institucional, tomo lI, Buenos Aires, Amorrortu, 1977. Análisis interesantes de esta problemática desde otras perspectivas pueden consultarse en las obras ya citadas de Etzioni (1965), Lobrot (1974), Foucault (1978) y Mendel (1975).

 

[16] Véanse al respecto las obras de Schiemenson (1987), Etkin y Schvarstein (1989) y también el trabajo de R. Kads en La institución y las instituciones, Buenos Aires, Paidós, 1987

[17] Se trata, por su origen, de recursos didácticos. Elaboré varios esquemas de esta índole en los años 84 y 85, exigida por la necesidad de facilitar a los estudiantes el acceso a una utilización de la teoría que los acercara a la captación dramática de los hechos. Demostraron ser útiles para muchos tipos de personas en su intento de incorporar los enfoques institucionales, pues ayudan a convertir las teorías en esquemas analizadores (en el sentido institucional del término) de los hechos y hacen evidente, además, la necesidad de volver - una y otra vez- a mirar los fenómenos desde diferentes puntos para alcanzar paulatinamente mayor captación de la multiplicidad de significados que revela el análisis de lo institucional.

[18] Este modelo se basa en las conceptualizaciones de “uso defensivo de la pertenencia” (Jaques) y de “juego de proyección y defensa en las fracturas en función de pantallas” (Ulloa).

[19] Se incorpora como referencia el concepto de regresión del plano de lo político al plano psíquico o arcaico, y la significación del conflicto sin solución como “falta de poder sobre el propio acto” (Mendel)

[20] Rapapport, I., Aportaciones a la teoría y técnica del psicoanálisis, Barcelona, Seix Barral, 1996.

[21] En el campo educativo, M. Lobrot (1974), ob. Cit., analiza las racionalizaciones ideológicas al servicio de la preservación del poder, tal como las ve funcionar en las burocracias pedagógicas.


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